Hace unas semanas el programa de TVE Página 2 sacó a recomendación una novela, de la que podríamos denominar "maldita" en su época. Nada se sabía desde que los nazis ordenaron destruirla. Nada se sabía del autor Ernst Haffner, del cual se conservan muy pocos datos biográficos.
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Entre los años 1925 y 1933 trabajó de asistente social y de
periodista en Berlín. Lo último que se sabe a ciencia cierta de él es que
recibió una citación de laautoridad
nazi en 1938 para que se presentara en las oficinas encargadas de regular el
trabajo de los escritores. Después, Haffner desapareció sin dejar huella.
Después de eso, nada. ¿Fue Haffner asesinado?, ¿o enviado acaso a un campo de
concentración? Difícil decirlo, más sabiendo que no se conserva ninguna imagen
del autor más misterioso de Alemania. Una novela picaresca del siglo XX, protagonizada por
chavales sin hogar que viven en pandilla, diseminados por los barrios de Berlín
durante la República de Weimar; así pues, en la época prenazi. la cual me
dieron ganas de leer y descubrir el por qué de su hundimiento entre las cenizas
de la literatura de la época, hasta nuestros días. El hecho de que la novela
fuera editada por un judío es la causa más probable de que las páginas de
Hermanos de Sangre se confundieran en el fuego junto a las de Thomas Mann,
Sigmund Freud o Robert Musil. Hay libros que atraen a la primera mirada,
historias que parecen jamás contadas, que se nos antojan atractivas y
desconocidas por mil motivos. Eso me sucedió con este libro.
El libro ofrece una imagen harto
negativa de la Alemania de aquel tiempo. Algunos se han escapado de centros de
acogida. Todos buscan el amparo del grupo para defenderse, encontrar alimento y
cama, establecer una urdimbre de lealtades, robar, divertirse, luchar contra
las otras pandillas... Hay episodios bastante crudos de prostitución masculina,
frío, hambre, violencia o malos tratos en comisaría. Pero también tramos de
ternura, fiesta y amistad. En la memoria guardo la peripecia de un pobre
muchacho que viaja desde Colonia hasta Berlín agarrado al eje de un vagón de
tren. O los hurtos en equipo dentro de un edificio de grandes almacenes o el
robo fallido en un piso particular después de abrir un boquete en el techo de
una carnicería. El estilo es
realista, sin apenas complicaciones, y el libro, en consecuencia, se lee con
facilidad. Al menos su novela queda como testimonio tenebroso de un momento y
un lugar que marcó la historia, y que 80 años después resuena de nuevo en las
conciencias de un país al que el pasado le sigue pesando. Tal vez por eso el
libro haya sido todo un fenómeno editorial en su país desde que fue recuperado.
Como si se tratara de un oscuro fantasma, "Hermanos de sangre" ha
vuelto en un momento en el que, por desgracia, la realidad miserable y la
crisis que retrataba su autor vuelven a estar vivas en muchas calles de la
Vieja Europa.