Primi
assaggi dell’allegato, di prossima uscita, www.ecodiaversa.com/mundo hispano
Para este Club de Lectura me veo en la labor de defender esta obra, la primera novela que leí
de Marsé (que se convirtió en uno de mis autores favoritos) y que tan gratas
sensaciones me dio su lectura, hace ya muchos años. Volviendo a repasarla tengo
fácil su puntuación, claro, y asimismo veo que sigue tan fresca como siempre.
Fue premiada en y consagró la carrera del autor.Nos encontramos con un narrador
omnisciente en tercera persona “Últimas Tardes Con Teresa” (1966) ubica en su
habitual ambiente, la ciudad de Barcelona, su también usual relación amorosa
entre dos personajes de distinta condición, aquí una muchacha burguesa, progre
e idealista llamada Teresa, y un atractivo joven barriobajero que se dedica a
la delincuencia, Manolo, también conocido como “Pijoaparte”, el
principal logro de apelativo que se te queda para siempre y que define por sí
solo a personajes actuales, todavía.>>>
Este choque de clases, contrastes
sociales y ansias vitales, marcadas por las carencias, hipocresías y caprichos
de los distintos estratos sociales, son la base de esta memoria de romanticismo
urbano.
Crítica sarcástica a veces, y
fuertemente realista de la emigración de los años 60’s a los barrios marginales
de las grandes ciudades. Fuente de motor económico para los burgueses nativos,
y fuente liberadora de ideales de un hipotético bienestar futuro para los
otros. El retrato de la Barcelona de finales de los 50’s es los ma logrado.
Mezquindades y marginación para aquellos que luego, bajo sus descendientes habrían
de convertirse a una causa nacionalista feroz, olvidando incluso su pasado (los
denominados “charnegos”).
Los personajes principales,
perdedores en sus diferentes empeños vitales, descritos de manera óptima y con
un tono melancólico.
Predomina la narración lineal en
orden cronológico, con flash-back breves, para volver a la niñez de los
personajes que componen la trama o para reconstruir hechos importantes. De esta
forma, llegamos a conocer de forma profunda al protagonista. Las escenas
sujetas a la fantasía de sus personajes, también tiene cabida en la narración,
metiendo al surrealismo de manera acertada en puntuales ocasiones.
La obra fue llevada al cine en
1984 por Gonzalo Herralde, no de manera muy acertada, bajo mi punto de vista.
En definitiva, nos encontramos con
el mejor Marsé, con su crítica social de denuncia ya en el filo de navaja, con
una narrativa fácil de leer y rica en matices. Otro autor de los míos, que no
se calla.